La expresión "países bálticos" o "repúblicas bálticas" se utiliza para referirse a tres naciones ubicadas en la costa del Mar Báltico: Estonia, Letonia y Lituania, las cuales en el pasado formaron parte de la Unión Soviética. Sin embargo, desde una perspectiva cultural, étnica y lingüística, solo Letonia y Lituania son consideradas naciones "bálticas", ya que los estonios tienen una mayor afinidad con el pueblo finés y hablan el idioma estonio, que es cercano al finés. Por otro lado, Letonia y Lituania utilizan lenguas bálticas, específicamente el letón y el lituano.

Es importante destacar que aunque en la actualidad estos países son repúblicas independientes, la expresión "Repúblicas bálticas" hace referencia a los mismos territorios durante el período en el que estuvieron bajo el dominio de la Unión Soviética, es decir, la RSS de Estonia, la RSS de Letonia y la RSS de Lituania.

Los países bálticos, ubicados en la costa oriental del Mar Báltico, conforman una región fascinante de Europa. Esta región, compuesta por Estonia, Letonia y Lituania, tiene una historia rica y una identidad cultural única que la distingue del resto del continente. Aunque comparten similitudes geográficas y geopolíticas, cada uno de estos países tiene sus particularidades.

Estonia, el más septentrional de los tres, se destaca por su avanzada infraestructura digital y su paisaje salpicado de islas en el mar Báltico.

Letonia, en el centro de la región, es famosa por su hermoso casco antiguo en la capital, Riga, y su tradición de festivales de música y danza.

Lituania, el más al sur de los países bálticos, es conocido por su amor por el baloncesto y su devoción al catolicismo. El lituano, una lengua báltica, es uno de los idiomas más antiguos de Europa y ha sido fundamental en la preservación de la cultura lituana.

Cada uno de estos países ha experimentado una historia marcada por la ocupación y la lucha por la independencia. A pesar de los desafíos, los países bálticos han emergido como naciones democráticas y prósperas en el siglo XXI. Sus hermosos paisajes naturales, su rica herencia cultural y su espíritu resiliente hacen de los países bálticos un lugar único en Europa que merece ser explorado y apreciado.